Me duele la garganta.
Pero no quiero hablar de eso.
Hoy quiero hablar del LoL. De League of Legends. Un juego al que dedico muchas horas a la semana, aunque no termino de encontrarle la gracia al competitivo.
Me explico. Me encanta jugarlo y echarme unas risas. Pero soy incapaz de tomármelo en serio. Lo que me lleva a que gano normales y pierdo rankeds. Las rankeds me ponen tensa, y si me lo tomo como una normal me caen los insultos. ¿Por qué? Si jugando como en una normal sé que voy a ganar.
En fin. No era eso lo que quería decir.
Este juego fue parte del final de mi terapia. Al final vais a pensar que estoy loca y todo. No era capaz de jugar a algo online. Dejé muchos juegos, y es algo que me gusta desde que tengo unos 14 años. Todos me recordaba a la mala época que pasé hace unos dos años. Necesitaba algo que me ayudara a desconectar del caos mental que tenía.
Y me dije: oye, ¿qué fue del lol?
Había conocido el juego a través de un amigo de un foro, creo que en la season 2 o 3 (hola, por si me lees :D). Me enseñó cómo jugar y lo probé unas semanas, pero dada la patata que tenía por ordenador en aquel entonces lo acabé dejando.
Volvemos a finales de 2014. Estaba deprimida, decaída, sin saber cómo ocupar mi tiempo. Y lo recordé. El LoL. No era un juego online de aventuras como de los que estaba huyendo. No tenías por qué conocer a nadie para poder jugar, Una partida de media hora o más donde jugabas con gente que veías en esa partida y adiós muy buenas. Era lo que necesitaba.
He de decir que cuando empecé tenía muchas ideas preconcebidas de mi anterior experiencia ahí. Y no me había dado cuenta de que había cambiado muchísimo. A día de hoy puedo decir que conozco lo bastante como para no morir mucho en una partida.
Pero no me gustan las normales. Ni las rankeds. Y eso me molesta. Entro en el arquetipo típico de que las chicas no juegan rankeds porque pierden. Me molesta mucho.
Soy una persona orgullosa. Por eso me he propuesto dejar de lado mi aversión al competitivo para subir poco a poco.
Sé que no soy tan mala. Decir que soy buena sería echarme flores por algo que en realidad no es cierto. Pero me he propuesto mejorar para acabar alto esta temporada. Quiero demostrar por mí misma que soy capaz de llegar a oro. Sola.
Estoy desvariando, lo noto. Se me está yendo la pinza otra vez. En fin. Me largo.
Nunca digas de esta agua no beberé. Al final he empezado a ver el programa de "Levántate", aunque solo sea para ver a Rafa y Maika cantar.
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